domingo, 16 de mayo de 2010

Asesorías: IMPERATIVE SENTENCES

Hello my second semester students,







Please follow these instructions:






1. Click on the following link and complete the exercise. Use a bilingual dictionary if necessary: Imperative Sentences - Extra Exercises






2. Copy and paste your answer results in an email message, and send it to me:
alfredo.gallego@yahoo.com

Remember to include your full name and group in your email.
For example: Juan Roberto Medina, 201 M


3. OPTIONAL: Did you see the "Publish on Facebook" option?
If you are connected to Facebook, you can publish your results so your friends can see how good you are. Isn't it fantastic? :)


4. Remember to visit the English teachers' cubicle for extra exercises.


5. Have a nice day!




lunes, 10 de mayo de 2010

"Manos a Través de la Frontera"


Del 27 al 30 de Abril, alumnos del COBACH Prof. Ernesto López Riesgo visitaron la escuela Aldo Leopold High School, de Silver City, New Mexico. Fueron cuatro días inolvidables de estrechar lazos de convivencia y aprendizaje.




Conocimos una escuela de perfil ecológico, donde los alumnos están siempre involucrados en actividades de cuidado al medio ambiente. Son verdaderos apóstoles de la preservación de la fauna, la flora y los recursos de su comunidad.



Esta visita se realizó como parte del Programa "Manos a Través de la Frontera", que promueve intercambios estudiantiles y culturales entre escuelas de México y Estados Unidos.

Alumnos y maestros del COBACH López Riesgo nos sentimos afortunados de haber compartido esta experiencia, y esperamos repetirla el año próximo. La gente de Silver City nos dio una afectuosa demostración de amistad y de interés por conocer nuestra escuela y nuestro país.

Thank you very much our friends in Silver City. We hope to see you in Hermosillo in 2011.

domingo, 9 de mayo de 2010

La Aventura de ser Docente

Por: José Alfredo Gallego Andrade

Después de leer al maestro Esteve, creo que uno como “profe” inevitablemente se siente reflejado en cada situación que describe, y en cada pensamiento que comparte.

Creo que todos estaremos de acuerdo en afirmar que al egresar de la universidad emprendemos la aventura de la docencia sin saber realmente como acabará, pero una vez que sentimos “esa atmósfera mágica en clase, con los fluidos intelectuales en movimiento” (me encantó esa frase), inmediatamente sabemos que es aquí a donde pertenecemos, que es esto lo que queremos hacer durante el resto de nuestras vidas.
Sin embargo, durante la aventura, ocurren toda una serie de eventos que afectan el curso de nuestro viaje, y es ahí donde se reconoce que existe ese malestar docente que refiere el maestro Esteve. Ese sentimiento de frustración que indudablemente reduce nuestras posibilidades de experimentar el placer de vivir en esa “atmósfera mágica” que tanto nos gusta.
Nuestra tarea de compartir conocimientos y servir como mediadores en grupos numerosos, ruidosos, apáticos, y por demás heterogéneos, indudablemente requiere de toda nuestra energía, pero también de toda nuestra disposición, y creo que este es el elemento clave. Cuando nos mostramos dispuestos a seguir participando en esta aventura, es cuando tenemos mayor oportunidad de prender la chispa del entusiasmo entre nuestros estudiantes. Tomando en cuenta esto, creo que nuestro mayor desafío es precisamente ese: que nuestra disposición sea mayor al malestar docente.

Seamos "profes" novatos o experimentados, es vital que los maestros reconozcamos que el propósito final de nuestra labor ahí en el aula es colaborar en la formación de seres que participen activamente en la realidad que nos rodea. Nuestro malestar puede irse aliviando en la medida que vayamos conociendo a los jóvenes con quienes compartimos el aula, y vayamos construyendo un marco de empatía con ellos, para que nos acompañen con gusto en la aventura. Lamentablemente (alerta de pesimismo aquí), a veces da la impresión de que las condiciones cada vez son menos propicias para conocer a nuestros alumnos.

No obstante, los que hemos abrazado esta profesión con sinceridad y humildad, aquí seguiremos buscando las píldoras, los jarabes, e incluso las inyecciones para aliviar nuestro malestar.

sábado, 8 de mayo de 2010

Entre la docencia y mi profesión

Por: José Alfredo Gallego Andrade

Estaba yo en el octavo semestre de la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Sonora, cuando una amiga me dijo: “Oye, en el Colegio de Bachilleres necesitan un maestro de inglés, y les hablé de ti. Deberías ir a entrevistarte con el director, quien quita y te quedas con el trabajo.” Yo la miraba incrédulo y solo le contesté que no pensaba que fuera lo mismo saber inglés, que ENSEÑAR inglés. Pero bueno, entre ella y otra compañera alimentaron mi ego diciéndome que yo era muy bueno para exponer en clase y que debería pensar en probar dar clases. Así que fui a la entrevista, presenté mis exámenes de oposición, me fue bien, y así comencé mi carrera en las aulas.

Es cierto, nunca pensé en ser maestro. Sin embargo, al primer contacto con el pizarrón, el libro, la lista y los alumnos, sentí que a ese mundo pertenecía yo. Encontré una singular satisfacción al exponer la clase ante el grupo, y al ver que los jóvenes se interesaban en lo que yo decía. También hallé un singular sentimiento de emoción al preparar material de clase pensando “esto les va a gustar”, o “esto seguro les interesará si les pongo este ejemplo.” Y por supuesto, me sentí muy feliz al ver que mis habilidades de comunicólogo resultaban muy importantes al interactuar con mis alumnos en el salón de clase. De esta manera, al terminar mis estudios universitarios, ya estaba yo seguro de que me iba a dedicar a la docencia.

Más tarde, tuve la grata experiencia de tomar un Diplomado en Educación Media Superior, con especialidad en Inglés, donde reafirmé mi gusto por dar clases, y al mismo tiempo pude ampliar mis conocimientos acerca de fonética, gramática, didáctica en la enseñanza del inglés.
Ahora han transcurrido 17 años desde mi primer día como profe, y ser docente a nivel prepa ha significado reconocer con seriedad que cumplo con una labor de formación de jóvenes aspirantes a universitarios, y que se requiere absoluta coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos para no perder nuestra credibilidad ante el alumnado.

Por otro lado, ser docente también ha significado aprender que cada semestre es distinto a los anteriores porque los alumnos y las condiciones también son diferentes. Siento que nuestro trabajo consiste en hacer que cada estudiante se desempeñe al máximo de sus capacidades, y por ello es vital también aprender a ser humilde y entender que los docentes también aprendemos de nuestros alumnos.

A lo largo de mi carrera docente he sido afortunado al tener muchos motivos de satisfacción, que puedo resumir en cinco puntos:
a) El escuchar alumnos halagar mi trabajo es siempre el estimulante más poderoso.
b) El ser nombrado padrino de generación por los alumnos graduantes ha sido también un mensaje que me hace pensar que hago bien las cosas.
c) Ver ex - alumnos que me recuerdan con cariño y que incluso llegan a ser maestros de inglés y se acercan a intercambiar comentarios, constituye un aliciente muy especial para seguir en este camino de la docencia.
d) Recibir el reconocimiento de mis compañeros maestros es otro motivo para sentir satisfacción.
e) Ser nombrado coordinador de mi área, me ha hecho sentir que mi trabajo es bien apreciado por mis superiores.
f) Por último, algo que muchas veces olvidamos durante el quehacer docente, es nuestra relación con los padres de familia, y en lo personal, encuentro un sentimiento muy grato cuando las mamás o los papás se acercan a realizar un comentario positivo acerca de mi labor.

Por otra parte, en 17 años, desafortunadamente también se han acumulado muchos sentimientos nada ratos. Reconozco que en gran medida esa insatisfacción ha sido causada por tener que lidiar con la manifiesta inmadurez de jóvenes que no han terminado de comprender que necesitan tomar sus actividades de manera responsable.

El bajo salario que percibimos los docentes es otro factor que me provoca desánimo, y por lo cual desde hace casi diez años he complementado mi ingreso económico con un trabajo de medio tiempo.

No obstante, creo que la mayoría de los sinsabores que he experimentado en mi carrera se relacionan con la inestabilidad de nuestro sistema educativo derivada de los cambios políticos en el estado, o en el país. Es muy frustrante ver que algunos buenos proyectos se quedan en el tintero porque “cambió el director”, y la visión que trae es distinta, y se le resta importancia al trabajo del antecesor. Y de igual manera me resulta desesperante que haya casos en donde no se realicen cambios en la administración escolar, aún cuando resulta evidente que las cosas no funcionan como deberían.

¿Cómo percibo mi docencia?

Por: José Alfredo Gallego Andrade

Tengo desde hace tiempo una calcomanía que dice: “TRES RAZONES PARA SER MAESTRO: PASCUA, VERANO Y NAVIDAD”. Obviamente esa leyenda hace alusión a los tres períodos vacacionales del año escolar, y por supuesto que solo debemos verlo como una chispa que estimule nuestro sentido del humor, no como el título de una especie de himno a la flojera.

Creo que quienes laboramos en el mundo académico sabemos perfectamente que si bien disponemos de todos esos días de vacaciones, también estamos comprometidos a dedicar muchísimas ‘horas extra’ a la revisión de exámenes, de tareas, y sobre todo, a la planificación de nuestras clases. Hablando de planes de clase, quiero decir que algún día voy a aprender a elaborar páginas web (no sé si será una fecha cercana o lejana), y voy a retribuir algo de lo mucho que he obtenido de los maestros e investigadores que generosamente comparten sus materiales en internet, y que gracias a ellos he podido preparar clases más atractivas y con mejores resultados.

Si he de describir como percibo mi docencia, entonces debo comenzar por citar una frase que me dijo mi papá: ‘’Dedícate a lo que tú quieras, pero siempre trata de que el trabajo de hoy te salga mejor que el de ayer, y mañana empieza el día pensando de la misma manera.”

Por lo tanto, mi mentalidad para cada día de trabajo la resumiría en dos frases:
1. Presentar la mejor clase posible para que mis alumnos de la primera hora se sientan motivados a comenzar bien el día.
2. Presentar la mejor clase posible para que mis alumnos de la última hora, no estén en el aula mirando el reloj, esperando ya salir de clases.

Claro que a veces resulta muy difícil lograrlo, y hay que echar mano de miles de recursos para no perder el enfoque del grupo, para que estos jóvenes sientan que lo que hacemos en el salón de clases es relevante y será trascendente. Es un reto muy especial ayudar al estudiante de prepa a entender que las actividades de clase van encaminadas a plantear situaciones reales para fomentar en ellos una visión crítica, que les ayude a ver de qué manera participarán en esta realidad.

Una vez, en un congreso docente, una compañera me dijo: “Es que el maestro tiene que ser un poco psicólogo, un poco gerente, y un poco payaso”. Y desde entonces he comprobado que es cierto, mis mejores resultados como docente los he obtenido tratando de entender la razón de ciertos comportamientos de los alumnos, tomando decisiones firmes que dejen claro que todos tenemos obligaciones que cumplir, y planificando actividades que hagan el aprendizaje entretenido.

Para concluir estos comentarios, quisiera hacer mención especial de que para desempeñar un mejor trabajo docente, me ha resultado INDISPENSABLE la constante actualización en los temas que ocupan a los jóvenes: las películas que ven, la música que oyen, los pasatiempos que practican, o los personajes que admiran, ya que a través de estos factores es como se logra la empatía que genera un clima favorable para el desarrollo del aprendizaje en el aula.

Los Saberes de mis Estudiantes

Por: José Alfredo Gallego Andrade

En 1996, durante una conferencia magistral en la ciudad de Zacatecas, escuché del maestro John McRae la que hasta hoy es mi frase favorita desde que inicié mi carrera: “The day you stop learning, that day you should stop teaching”. El día que dejes de aprender, ese día debes dejar de enseñar”.

La innegable presencia de las TIC como una herramienta educativa, su fácil acceso a cualquier usuario y el creciente dominio de ellas que nuestros estudiantes van demostrando, hacen necesario que hoy más que nunca los profesores debamos impregnarnos de humildad y nos dejemos enseñar por nuestros alumnos.

Tras un pequeño ejercicio de encuesta, descubrí que aproximadamente un 98% de mis estudiantes tiene acceso a internet en casa, que un 60% pasan más de tres horas diarias usando recursos de la red, y que un buen número de ellos posee habilidades informáticas que yo apenas comienzo a desarrollar, como elaborar páginas de internet o utilizar software para diseñar video juegos, así que no me cabe duda de que los docentes estamos ante a una fuente de conocimientos que aún no hemos aprovechado, y que puede ser ampliamente fructífera y gratificante.

Una de las ideas poderosas que propone el profesor español Jordi Adell nos dice: “No sólo somos consumidores; todos somos creadores”. Con base en esta premisa, podemos incorporar un intercambio de enseñanzas en el aula, donde el docente modere las lecciones de clase y estimule la vena creativa de los educandos para que apliquen sus destrezas informáticas hacia ilustrar, ampliar o contextualizar lo que se aprende en el salón.

Imagino mi clase de inglés donde los verbos irregulares se practiquen a través de un video juego diseñado por los propios estudiantes, o donde el uso de los enunciados imperativos sea ilustrado mediante animaciones que ellos realizaran en Macromedia Flash, y de inmediato pienso en la atmósfera mágica de la que hablaba el maestro J. Manuel Esteve. Es inevitable pensar que se incrementaría el interés en clase, y es válido atreverse a asegurar que esto se traduciría en un mejor rendimiento escolar.

Además, la posibilidad de colocar estas aplicaciones disponibles en un sitio de la red, y facilitar su acceso a todos los usuarios/estudiantes, nos daría la oportunidad de interactuar con alumnos de otros grupos, otros turnos, o incluso de otros planteles.

Al promover la construcción de espacios cibernéticos donde los jóvenes puedan proyectar sus capacidades, y descubrirse a sí mismos como generadores de conocimiento, se abre un camino rumbo a conseguir el máximo beneficio del proceso enseñanza-aprendizaje: Compartir el conocimiento mutuamente.

Nuestra historia está llena de ejemplos de que tanto en el aula, como fuera de ella, el conocimiento siempre crecerá más cuando se comparte.